Los tiempos han cambiado, y ese papel que como padres debíamos adoptar también lo ha hecho. Gran parte de los jóvenes que empiezan sus carreras universitarias ahora terminarán trabajando en puestos que no existían al empezar sus estudios… pero ese no es el único futuro. Aunque pensemos que es una cuestión fuera de nuestro alcance, la realidad es que podemos trabajar para que nuestros hijos también tengan la posibilidad de crear sus propios trabajos, de levantar negocios y ser ellos los que den empleo a otras personas.
El problema es que muchos de nosotros, que sufrimos la habitual educación tradicional, no sabemos cómo ayudarles a desatar su potencial, cualquiera que éste sea. Porque no se trata de adoptar posiciones integristas y obligar a que nuestros hijos emprendan. Se trata de que les ayudemos a desarrollar todas sus capacidades, y en definitiva, darle herramientas para que construyan su futuro.